La educación preescolar, desde su inicio, ha resaltado el valor del espacio y del ambiente
físico como elementos fundamentales del quehacer educativo.
El ambiente del salón de clase es importante, dado que este es el sitio en que se llevan a
cabo la mayoría de las actividades que se realizan; por esto, es fundamental que este favorezca la
estimulación en las áreas del desarrollo integral (socioafectiva, sicomotora y cognitiva-lingüística)
del educando.
El tamaño del aula debe ser lo suficientemente grande como para que los niños puedan
desplazarse libre y cómodamente al trabajar, así como poseer la capacidad de albergar el
mobiliario y material necesario para favorecer la labor educativa.
El espacio no tiene por qué limitarse a las paredes que conforman el aula, por el contrario,
pueden aprovecharse los corredores, pasillos, explanadas y otros sitios como una extensión del
espacio utilizable para la labor educativa.
También, como parte del ambiente la decoración es un aspecto muy importante por
considerar; asimismo los murales y el material para colocar en las paredes debe ubicarse al
alcance de las miradas de los niños. En caso de que este material sea elaborado por el docente,
se recomienda prescindir de figuras estereotipadas y de otras culturas, por el contrario es
conveniente que para que el aprendizaje sea significativo se utilicen elementos cercanos a la
realidad del educando y con pertinencia cultural
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